Este artículo publicado por Daniele
Arai, en Agere contra”
en 2010,recoge extractos del libro de Franco
Bellegrandi, alternados con fragmentos propios de Arai, explica
con exactitud la deriva de la Iglesia hasta nuestros días del populista Francisco,
pasando por el pontificado del papa claramente procomunista,Montini, y
el nacimiento de la Teología de la liberación y en el plano
secular el auge de los partidos socialistas y comunistas,en la
elecciones nacionales y regionales, y también en los comicios municipales.
Los movimientos políticos de América Latina también
tienen en la política de Juan XXIII un precedente valioso.
En todo caso queda aclarada la figura del Papa
Bueno, y su política claramente favorable al comunismo ruso que dio
lugar a una gran expansión comunista en el mundo católico.. La cita del autor
que precede al artículo no duda en comparar con ventaja su figura, en
cuanto a su carácter destructivo, con la de Lenin y Stalin.
Cita:
Hablando de la peligrosidad de
las ideas e iniciativas de Juan XXIII, el más famoso vaticanista italiano, el
conde Fabrizio Romano Sarazani, sobre el pontificado de Juan XXIII y
sus consecuencias, dice: “… la huella dejada por Roncalli en la historia de la
humanidad es muy superior a la dejada por Lenin y Stalin. De hecho, si aquellos
han eliminado unos cuantos millones de vidas, Juan XXIII ha liquidado dos
mil años de la Iglesia Católica. “
Este artículo ha sido publicado el 2
de marzo de 2010 y ha sido archivado bajo el cuidado de Arai Daniele.
Editado por Arai Daniele.
Subrayados propios
Del libro “Nichitaroncalli» Franco
Bellegrandi, “Camarierie de Spada e Capa” de Su Santidad “,
junto con otro de Arai Danieleen vías de publicación (ed. Christus
Rex) “¿Giovanni XXIII: un enigma epocal?”, hacemos un
esbozo de la obra del ” Papa Bueno “, que abrió la Iglesia a
sus peores enemigos.
Comenzaremos refiriéndonos a sus
indigentes ideas modernistas tal como las vio el poco sospechoso Benedectto
Crocce, que en “Il Giornale d’Italia“(15.X.07) respondiendo
al futuro apóstata Don Minocchi escribió: “El modernismo
pretende distinguir el contenido real del Dogma de sus expresiones metafísicas
a las que considera algo accidental, como son accidentales las varias
expresiones del lenguaje, con las que se puede traducir un mismo pensamiento. Y
en esta comparación radica el primer y más grande error de los modernistas. En
realidad, lo cierto es que el mismo concepto se puede traducir de muchas
formas diferentes, pero el pensamiento metafísico no es lenguaje, no es
una forma de expresión: es lógico y es conceptual. De donde un
dogma traducido en otra forma metafísica, ya no es el mismo dogma; así como un
concepto cuando se transforma en otro concepto, ya no es el primer concepto.”
“Los modernistas son muy libres
de transformar los dogmas según sus propias ideas. También yo soy libre
para hacerlo … Sólo que yo soy consciente de que haciendo eso salgo fuera
de la Iglesia, incluso me pongo al margen de cualquier religión mientras que
los modernistas se obstinan en seguir teniéndose por religiosos, incluso
católicos.
“De donde, los modernistas para
salvarse de las consecuencias necesarias de sus principios, acaban simpatizando
con lospositivistas, los pragmatistas y empiristas de todas las
tendencias, aduciendo que no creen en el valor del pensamiento y de la
lógica, cayendo así en el agnosticismo y escepticismo.
Doctrinas éstas, que se concilian bien con un vago sentimentalismo
religioso, pero que repugnan a cualquier religión positiva “. Y
concluía: “No habrá que recordar otra vez la suerte que tnemos al estar de
acuerdo con el Papa.” En realidad Croce, no era católico, pero comprendía
bien en qué medida los errores del modernismo eran fruto de un pensamiento
contaminado del peor relativismo..
Este espíritu modernista, salido de
un fondo secreto y abstruso, conduce a una nueva religión, una suerte de
profetismo que evoca los “signos de los tiempos“, no referidos a
la espiritualidad cristiana, sino al progreso indefinido de la humanidad; a un
espíritu de reconciliación gnóstica y agnóstica que indujo al modernista
Roncalli a trabajar por sus ideales globalistas y humanitarios, y
a convocar finalmente el Concilio Vaticano II.
La banda romana de los cuatro
modernistas.
Se plantea la pregunta: ¿quién
era en realidad el Roncalli, destinado a llegar a ser el
Papa Juan XXIII y ocupar la silla del Vicario de Dios para
cambiar la Iglesia? ¿Cuál era su fe en los signos divinos de la historia?
En su libro “Los cuatro del
Jesús. Historia de una herejía“, Giulio Andreotti
cuenta que Angelo Roncalli, Giulio Belvederi, tío
de la esposa de Andreotti, Alfonso Manaresi y Ernesto Buonaiuti eran
cuatro seminaristas, unidos por una gran amistad y por la común
visión religiosa modernista. Los dos últimos han llevado sus ideas
heréticas hasta el punto de ser censurados y excomulgados (Manaresi y
Buonaiuti). Belvederi y Roncalli, sin embargo, fueron salvados por sus
protectores; en el caso del último por el entonces obispo de Bergamo Giacomo
Radini Tedeschi, de tendencia modernista. Otro compañero de
Roncalli en Bérgamo fue Nicola Turchi, que tradujo al italiano al
historiador Duchesne, también censurado.
Roncalli habría demostrado este
espíritu a lo largo de su larga carrera, aunque también es cierto que había
prestado el juramento anti-modernista. Constituyó un falso
juramento agravado por la traición modernista que excomulga a cualquier católico,
¡pero no al “Papa Bueno”!
Ahora bien, sólo un aparato
compuesto por clérigos de su propia tendencia ha podido ignorar la
fundada sospecha de perjurio en materia de fe, suficiente para
descalificar a cualquier ciudadano, y aún más para negar cualquier posibilidad
de beatificación.
En Bulgaria y Turquía, el extraño Nuncio
Roncalli trabajó justamente en sentido opuesto a lo que anteriormente
se enseñó en la Encíclica “Quas Primas”, sobre el reinado social
de Jesucristo: que la peste que infecta a la sociedad, la peste de
nuestro tiempo es el laicismo. Sin embargo Roncalli estaba a
favor del “principio básico” del estado laico: la Iglesia se guardará de
atacar o discutir el secularismo.
La masonería esperaba un “Papa
bueno” astuto y relativista
Esto era así, porque la Iglesia
tenía que pedir perdón por los ”pecados “cometidos en
cualquier tiempo y lugar. De esta manera, la nueva clase clerical no tenía que
hacer más que desacreditar a la Iglesia del pasado e incluso, al mismo
Jesucristo, por mor de “la bondad y la comprensión” de la iglesia
del presente y de sus “humildísimos” y “buenísimos” pastores.
Se necesitaba un clérigo
de de “genial simplicidad” como Jean Guitton había
definido a Roncalli. El momento oportuno se presentó con el Cónclave que
siguió a la muerte de Pío XII. Era la ocasión para que los poderes ocultos
se apoderaran de la Iglesia, los cuales con el propósito de
dominar mejor el mundo material necesitaban una “iglesia mundial“.
Y Angelo Roncalli ya
desde joven había demostrado que era la persona adecuada para
operar esta mutación religiosa sosteniendo el principio de que ante
todo se debe buscar lo que une antes que las ideas sobrenaturales,
dogmáticas e históricas de la Fe, como la Santísima Trinidad, que
no unen sino dividen.
Por eso a él como profesor
modernista se le prohibió enseñar una historia carente del
fundamento sobrenatural de la religión, aunque divida. He aquí
reflejado el “espíritu conciliar» que anima la nueva “praxis
pastoral”, y trata de reemplazar la profesión de Fe de la Iglesia,
sus principios, sus normas y acción social, por el “ amor”del mundo
moderno “, amor que tiene por norma el humanitarismo, por
objetivo la evolución de la conciencia, por caridad el subjetivismo que
adapta el Evangelio a las “necesidades de los tiempos”; y
esta “nueva pastoral” se desarrolla por medio de una nueva liturgia
horizontal y globalista, todo ello falsificaciones
modernistas para introducir con engaño en la Iglesia el espíritu de ecumenista
y relativista,heraldo del nuevo orden mundial, ahora muy querido
al Papa Benedicto XVI.
Siendo ya Juan XXIII, Roncalli
inmediatamente puso en práctica “el buen método de Don Beauduin “,
ecumenista, poniendo en marcha la máquina conciliar llamada a ‘”consagrar ”
elrelativismo ecumenista. Por eso trabajó en el sentido de promover
aquella liturgia … en pro de una nueva igualdad de las iglesias. Tres
días antes de la apertura del Concilio Vaticano II, Roncalli confiaba a Andreotti:
“Muchas de las anticipaciones de entonces, [del modernismo]se
han hecho una realidad fructífera. El Concilio las ha constitucionalizado
“(” Los cuatro del Jesús: Historia de la herejía “, página
104). Aquí tenemos el testimonio de la confirmación de lo que es, desde
sus orígenes, la “intención de conciliar” de Juan XXII, que sigue
siendo tenida por católica. También lo vemos comparando cómo se expresaba ayer
el cardenal Ratzinger y como lo hace hoy Benedicto XVI, respecto del programa
del Concilio Vaticano I comenzado por su predecesor. De aquél “aggiornamento”‘
el entonces Prefecto de la Congregación para la Fe, ha sido
tanto promotor como ejecutor, como lo reveló a Vittorio Messori (“Encuesta
sobre el cristianismo”, SEI, Turín, 1987, página 152): “El problema de
los sesenta era conseguir los mejores valores de dos siglos de cultura
liberal. Hay, de hecho, valores que, depurados y corregidos, aunque
surgidos fuera de la Iglesia, pueden encontrar su lugar, en la visión del
mundo. Esto ya está hecho “(con el Concilio Vaticano II.)
Desde los primeros días de su
pontificado, Roncalli alteró como nunca antes había sucedido, la vida
tradicional del Vaticano. Con sus bromas se convirtió en el protagonista de las
crónicas y estrella de la primera plana de los periódicos del mundo. Los
medios de comunicación habían encontrado un pastor festivo de
acuerdo con lo que necesitaban, ya que solía bromear sobre lo más serio y
sagrado. La actitud de confianza en el mundo y en nuestras propias fuerzas, se
reflejaba en el “optimismo” de Roncalli, lo cual apuntaba a
un pensamiento de raigambrepelagiana, como fue advertido
en el mundo católico y expresado por algunos escritores de renombre.
“Alguien en el Vaticano había
llamado Juan XXIII el Hermes Zacconi (actor de fin del
siglo que pasaba fácilemnte del drama a la comedia) de la Iglesia moderna, por
su innata habilidad para presentarse en las más variadas
caracterizaciones. Roncalli, de hecho, tenía dos caras que dominaba
perfectamente. Una para todos y para la oficialidad, amable y simple, y la
otra, la que importaba tremendamente, fuerte y decidida, tenaz y
definitiva. Quien estaba a un metro de distancia, podía captar,
debajo de la máscara y de la sonrisa bondadosa para todos, un
destello de su verdadera faz. En una boutade, durante una conversación,
un gesto de sus manos … revelaba su carácter que sabía ser duro en
ocasiones, llegando casi a afflorar la crueldad “. he aquí un
ejemplo desconocido a la mayoría de la gente: [Juan XXIII] incitado por
sus asesores se negó a dar la bendición apostólica al pobre Padre Pío con
motivo de su cincuenta aniversario sacerdotal, en agosto de 1960, y no le
permitió impartir la bendición papal a los fieles que acudieron
a San Giovanni Rotondo. El anticomunismo del capuchino
de los estigmas era bien conocido en el Vaticano, y la “Casa ‘Sollievo della
Sofferenza’ gran hospital realizado con las ofertas de todo el
mundo, suscitaba la codicia de muchos ambiciosos.. (“Nichita
Roncalli,” pg. 180)
Política procomunista de Juan XXIII
Para recordar la política de
Roncalli veamos el testimonio deFranco Bellegrandi en su “NichitaRoncalli.”
“Después de la promulgación de la ” Pacem in Terris ” de la visita de Ajubei al Vaticano y de las elecciones italianas de 28 de abril 1963 en la que se vio a los comunistas ganar un millón de votos respecto de elecciones de hacía cinco años, el Papa Juan recibió a un cierto John McCone, que llegó a Roma en avión desde los Estados Unidos unos días antes. La audiencia fue registrada en el diario oficial de la Santa Sede, pero ninguno de los observadores vaticanos, entonces, le dio importancia. Algún tiempo después se supo en el círculo estrecho de la Casa Pontificia, quién era aquel personaje, descubriéndose que era un jefe de departamento de la “información secreta” de los Estados Unidos, un alto funcionario de la CIA. Cuando supe la identificación del misterioso americano, otro pequeño espacio vacío en el vasto y multifacético rompecabezas de lo relativo a Juan XXIII escrito en mis apuntes personales, finalmente conseguí encajar la pieza final. De hecho, justo en el comienzo de mayo de 1963, si no recuerdo mal, al final de una audiencia papal, cuando me encontraba en el lateral de la basílica, junto al cardenal Tisserant que formaba grupo con los Cardenales Spellman y McIntyre, oí cómo Spellman expresaba al Arzobispo de Los Angeles su preocupación por una misión urgente que el Papa le había encomendado llevar a cabo en la Casa Blanca “because after receiving that personality, the pope have had the impression to be controlled by american cops and he absolutely did not tolerate…”.
“Después de la promulgación de la ” Pacem in Terris ” de la visita de Ajubei al Vaticano y de las elecciones italianas de 28 de abril 1963 en la que se vio a los comunistas ganar un millón de votos respecto de elecciones de hacía cinco años, el Papa Juan recibió a un cierto John McCone, que llegó a Roma en avión desde los Estados Unidos unos días antes. La audiencia fue registrada en el diario oficial de la Santa Sede, pero ninguno de los observadores vaticanos, entonces, le dio importancia. Algún tiempo después se supo en el círculo estrecho de la Casa Pontificia, quién era aquel personaje, descubriéndose que era un jefe de departamento de la “información secreta” de los Estados Unidos, un alto funcionario de la CIA. Cuando supe la identificación del misterioso americano, otro pequeño espacio vacío en el vasto y multifacético rompecabezas de lo relativo a Juan XXIII escrito en mis apuntes personales, finalmente conseguí encajar la pieza final. De hecho, justo en el comienzo de mayo de 1963, si no recuerdo mal, al final de una audiencia papal, cuando me encontraba en el lateral de la basílica, junto al cardenal Tisserant que formaba grupo con los Cardenales Spellman y McIntyre, oí cómo Spellman expresaba al Arzobispo de Los Angeles su preocupación por una misión urgente que el Papa le había encomendado llevar a cabo en la Casa Blanca “because after receiving that personality, the pope have had the impression to be controlled by american cops and he absolutely did not tolerate…”.
“Ahora el hecho adquiría
significado. Así a la luz de lo que se supo entonces, asumían una
dimensión precisa los fragmentos de la conversación habida entre
entre el Papa y el Arzobispo Capovilla, que me hicieron
reflexionar largamente. El Papa hablaba deKhrushchev. “Es
necesario querer y ayudar a ese hombre” dijo, “porque quizás la
conjuncion que tanto tiempo hemos esperado entre el cristianismo y el comunismo
… Jesucristo, también, a su manera, era un comunista amable y bueno … que fue
víctima del imperialismo romano … cuántas similitudes con el presente… sí,
tenemos que orar al Señor por Khruschev … tenemos que acercarnos lo más posible
.. tanto a él como a la Rusia soviética .. ¿quién será el protagonista
del mundo futuro… “. Ese día, apenas terminado el servicio, después de
que el Chrysler negro me llevara a casa, escribí en mi libreta, como era mi
costumbre, las palabras de Juan XXIII que me abrían un horizonte que en aquella
época todavía no comprendía totalmente, pero cuyos contornos se fueron
identificando poco a poco en medio de un creciente asombro. Unas semanas
después de aquel miércoles, Luciano Casimirri, director
de la Oficina de Prensa del Vaticano, conoció la intención del
Papa de invitar al Vaticano al periodista ruso Ajubei yerno deKhrushchev. Inmediatamente
relacioné la noticia de la víspera con las palabras de Juan XXIII, en la
audiencia general de los miércoles . Pasaron los días uno tras otro, y
después, la noticia de la recepción de Ajubei yerno de Kruschev fue dada
a conocer oficialmente y el yerno de Khruschev fue recibido por el
Papa. En aquellos días, en uno de esos pequeños discursos habituales del
domingo, Juan XXIII dijo al pueblo agrupado a la espera de la bendición
en la Plaza de San Pedro:
“… amad a Khrushchev,
Dios lo ama …” a eso respondió el delirio de los comunistas italianos.
¿Se daba cuenta Juan XXIII cómo fueron instrumentalizados por el PCI
tanto su su obra como su persona? Desde luego que sí. Durante largo tiempo
su política contribuyó cuidadosamente a la entrada del comunismo en
Italia, y en general, a la entrada de la izquierda en el mundo occidental. De
hecho, parece claro que todas sus acciones, cada palabra, cada gesto, fueron
calculados por Roncalli con una sincronización absoluta,
justamente para que fuese instrumentalizado casi hasta sus
más extremas consecuencias , por los comunistas. Al final de su pontificado,
probablemente Roncalli tuvo unos momentos críticos de arrepentimientopor
su política revolucionaria y pro-comunista …
“Analizando brevemente los
hechos de los años en que se centra el papado revolucionario de Juan
XXIII, parece que la historia se citó con Roncalli, allanando el camino, en el
gran juego político internacional, para la realización de su programa. En
los Estados Unidos, el presidenteKennedy no había encontrado
objeciones en el programa que sus “cabezas de huevo” habían
preparado para Italia. No les parecía bien, que Italia, liberada del
fascismo a costa de sangre de América, continuase siendo gobernada por un
partido, el Demócrata Cristiano de aquellos tiempos, que se caracteriza por un
fuerte componenete de centro-derecha firmemente anclado en el
conservadurismo Vaticano. Y habían sugerido al presidente joven y entusiasta,
la exportación, a Italia, de la fórmula centrosinistra que,
según sus cálculos, habría abierto el camino para el advenimiento al poder de
ese país del comunismo. La fórmula, estudiada en todos los detalles posibles
por los expertos de la Casa Blanca, fue expedida bien empaquetada a Italia. Y
cayó, como el queso de los macarrones, justo en el momento más oportuno en el
que, de hecho, Juan XXIII empezó a “abrirse ” al marxismo, y las
palabras “distensión” y “diálogo” parecían indispensables
fórmulas mágicas para resolver todos los conflictos y todos los problemas
con el Este comunista.
La Democracia Cristiana italiana,
detentadora del poder en la conclusión del período fascista transcurrido hasta
entonces, oliendo las nuevas direcciones del viento, a través del Atlántico y
del otro lado del Tíber, y sobre todo preocupada- como es la norma de todos los
partidos políticos en casi todos los”democracias aproximativas” que
hacen las delicias del hombre moderno- por mantener a toda costa su
hegemonía, lanzó aquella formula simplemente inconcebible en la Italia de
ese momento. El Vaticano había elegido a Amintore Fanfani,como el
político más adecuado, según él, para llevar a cabo la “apertura” a sinistra. Esa
decisión fue el resultado de una hábil y astuta persuasión ejercida por
algunos”astutos monseñores“, de Loris Capovilla y
de los “nuncios” laicos del “visionario” alcalde
de Florencia,La Pira.
“¿Por qué el hombre de nuestros días
se olvida tan fácilmente? ¿Por qué el hombre de la calle no quiere releer
las colecciones de diarios? Cuántas mentiras podría saltar por los aires
y cuántos políticos merecerían la calificación de falsarios. Recuerdo
exactamente aquel tiempo en que se empezó a hablar del centro-izquierda, en
todos los círculos más atentos de la nación se consideraba simplemente
una locura la realización de tal eventualidad. Nos reíamos de todo ello.
Pero detrás del escenario, lejos de la mirada pública, trabajaban para imponer
la nueva fórmula. Los Estados Unidos ingenuamente había dado
el “la”. El Vaticano de Roncalli, como era obvio, apoyó la iniciativa
política con todo su considerable peso. Comunistas y socialistas – estos
últimos habían compartido el poder con los democraticicristianos,
convirtiéndose en las puntas de lanza del PCI apara gobernar- se unieron
con todas sus fuerzas en esa dirección.
Y los italianos una mañana se
despertaron con el centro-izquierda gobernando. Fanfani fue el
realizador oficial de parte de la democracia cristiana, del histórico
pensamiento, legando su nombre a la iniciativa política que llevaría a Italia a
lacorrupción de nuestro tiempo. Y Capovilla maniobró
con él y con otra pequeña camarilla de marxistas católicos
italianos para sacar con forceps, el triste y mal nacido experimento de una
Italia que había sido capaz de aquél milagro económico que había dejado
estupefacto al mundo. Y a partir de ese momento comenzó inexorablemente el
crepúsculo , con un horizonte sombrío de crisis económica, huelgas
y violencia. Como puede verse, ningún momento histórico había sido más propicio
para la política revolucionaria de Roncalli. Ese momento histórico le puso a
Roncalli, en bandeja de plata, la oportunidad que tanto acariciaba para
establecer finalmente contactos directos y relaciones amistosas con
los representantes oficiales de los “Sin Dios“
Una vez más, atención, los Estados
Unidos : en las primeras etapas del deshielo y del acercamiento entre el
Vaticano y el mundo soviético, jugó un papel importante un periodista
americanoNorman Cousins, editor del “Saturday Review”, amigo
personal de John Kennedy. La misión mediadora de Cousins
comenzó en Andover, Maryland, en octubre de 1962,
durante la crisis de Cuba. La pequeña ciudad americana era el único lugar
en el mundo donde los científicos de Estados Unidos y los científicos
soviéticos estaban reunidos para un congreso. Cousins, habiendo
recibido un mensaje de Kennedy, actuó como intermediario entre un sacerdote
católico, el padre Félix Morlion, y los soviéticos Shumeiko
y Feodorov, amigos Khrushchev. En el contacto entre el
sacerdote y los dos rusos se produjo la chispa del mensaje de
paz deJuan XXIII, al cual mensaje algunos atribuyeron el cambio
repentino de ruta de los barcos soviéticos que apuntaban a las
Antillas con los misiles listos para disparar. En este punto, Cousins
había entrado en el juego y voluntariamente siguió actuando como mediador
entre elVaticano y la Unión Soviética.
“Estamos en el Vaticano a
principios de septiembre de 1962. Debiéndose entrar en contacto con Moscú,
preguntaron a monseñor Dell’Acqua e Higinio Cardinale, quien con
los Cardenales Cicognani, Bea, Koening, el Nuncio en Turquía
Lardone se contaban entre los más estrechos
colaboradores de Juan XXIII en la política de distensión con el
Este, qué iniciativa sería en su opinión la que
podría permitir a Khruschev a establecer un diálogo. Los dos prelados, que
estaban al tanto de las medidas adoptadas por el cardenal Testa cerca
de Borovoi y Kotilarov en el Concilio, respondieron: “La
liberación del arzobispo Slipyi.” En 13 de diciembre de 1962 Norman
Cusins hizo su entrada en el despacho de Kruschev en el Kremlin. Del informe
que luego Cousins entregó al Papa Juan, es posible
reconstruir con detalle la reunión. La conversación se inició con
recuerdos familiares y pequeñas bromas. Entonces Khruschev dijo:
“El Papa y yo podemos tener diferentes puntos de vista sobre muchos temas, pero
estamos concordes en el deseo de paz. Lo más importante es vivir y dejar vivir.
Todos los pueblos quieren quiere y todos los países tienen el derecho a vivir.
La ciencia hoy día puede hacer un bien inmenso y un mal inmenso. “
“La entrevista se prolongó durante
tres horas. Al final, sustancialmente se fijaron cinco puntos:
“1) Rusia quiere la mediación del Papa y Khrushchev declara que no sólo se trata de una últil es útil mediación en el último momento de una crisis, sino también de la continua labor del papa en pro de la paz,
2) Khrushchev desea una línea de comunicación a través de contactos privados con la Santa Sede
3) Khrushchev reconoce que la
Iglesia respeta el principio de la separación entre Iglesia y Estado en los
diferentes estados,
4) Kruschev reconoce que la Iglesia
sirve a los seres humanos en los valores sagrados de la vida y que no se
preocupa sólo de los católicos,
5) Kruschev reconoció que el Papa
tenía un gran coraje para actuar como lo hizo, sabiendo que el mismo Papa tiene
problemas dentro de la Iglesia, como él mismo tiene problemas . dentro de la
Unión Soviética “,
“Roncalli leyó el documento y
de su propia puño escribió al margen:” (!) Leído por Su
Santidad en la noche del22-23/XII/962“. Se podrían escribir volúmenes
para comentar y cuestionar, los hechos contados, y una por una, las palabras
pronunciadas por Khruschev en su encuentro con el periodista estadounidense. La
subyugación total de la Iglesia del silencio en el estado
comunista, aceptada y reconocida por el Vaticano, la invasión de Checoslovaquia
por los ejércitos del Pacto de Varsovia, la persecución de los judíos, los
disidentes encerrados en hospitales psiquiátricos y campamentos , hablan por sí
mismos y gritan a Khruschev “¡Mentiroso!”. Desde el día de aquella reunión pasó
un mes. El 25 de enero de 1963 a las 21 horas el embajador soviético en
Italia, Kozyrev, entregó una nota a Fanfani de
parte de Khrushchev con el ruego de comunicar el contenido al Vaticano. La nota
decía que se había concedido libertad bajo fianza al arzobispo Slipyi. Pero
de la parte soviética se pedían garantías: en especial la de que el
prelado liberado no hiciera propaganda antisoviética. Cuando el obispo
ucraniano reducido al fantasma de sí mismo por la detención inhumana en el
campo de trabajo soviético, apareció en la estación de trenes de Roma, a la
sombra, quien le esperaba era el secretario de Roncalli, el marxista Loris
Capovilla.
“Como sucedería años más tarde, el Primado de Hungría, el cardenal Mindszenty, fue traído a Roma con engaño para ser destituído por Montini, fiel al ultimátum de Kadar, ese obispo ucraniano heroico fue marginado en silencio. Después vivió aislado en su pequeña comunidad en la Via Aurelia, a las puertas de Roma. En algunas habitaciones de la universidad ucraniana de Piazza degli Zingari desconocido para la mayoría de la gente, en la que se conservan objetos vidrio y personales con los que el arzobispoSlipyi vivió y sufrió su prisión en Siberia.
“Nikita Khrushchev había lanzado el anzuelo. Era consciente de que el cebo era el fantasma de un hombre, Slipyi. Roncalli se tragó el anzuelo. A través de esos “contactos privados” auspiciados por el ruso llegó al Kremlim la invitación del Papa para ir al Vaticano, a la hija del primer ministro soviético Rada y su esposo, el periodistaAlexei Ajubei, director de” Izvestia ‘. Los más conservadores del Vaticano se levantaron e hicieron saber al Papa su desaprobación. El cardenal Ottaviani expresó, en un careo con el Papa, su propia desaprobación. Roncalli no escuchó a nadie y continuó firme en su decisión. En marzo de ese año la pareja rusa detrás de la cual está la larga mano del Kremlin puso el pie en el Vaticano. El comunismo internacional exulta. Y el PCI igual. Los dos invitados charlaron con el Papa, en su biblioteca, sin estar presente en la entrevista ningún miembro del Colegio de Cardenales. Esta visita será el “modelo” para otra, un par de años más tarde, cuando – ¡en el día de Corpus Christi! – Pablo VI le dará la bienvenida con los brazos abiertos al húngaro Kadar, y apretará entre las suyas las ensangrentadas manos del verdugo de Budapest. Durante unos días se desató una furiosa polémica en el Vaticano.
“Como sucedería años más tarde, el Primado de Hungría, el cardenal Mindszenty, fue traído a Roma con engaño para ser destituído por Montini, fiel al ultimátum de Kadar, ese obispo ucraniano heroico fue marginado en silencio. Después vivió aislado en su pequeña comunidad en la Via Aurelia, a las puertas de Roma. En algunas habitaciones de la universidad ucraniana de Piazza degli Zingari desconocido para la mayoría de la gente, en la que se conservan objetos vidrio y personales con los que el arzobispoSlipyi vivió y sufrió su prisión en Siberia.
“Nikita Khrushchev había lanzado el anzuelo. Era consciente de que el cebo era el fantasma de un hombre, Slipyi. Roncalli se tragó el anzuelo. A través de esos “contactos privados” auspiciados por el ruso llegó al Kremlim la invitación del Papa para ir al Vaticano, a la hija del primer ministro soviético Rada y su esposo, el periodistaAlexei Ajubei, director de” Izvestia ‘. Los más conservadores del Vaticano se levantaron e hicieron saber al Papa su desaprobación. El cardenal Ottaviani expresó, en un careo con el Papa, su propia desaprobación. Roncalli no escuchó a nadie y continuó firme en su decisión. En marzo de ese año la pareja rusa detrás de la cual está la larga mano del Kremlin puso el pie en el Vaticano. El comunismo internacional exulta. Y el PCI igual. Los dos invitados charlaron con el Papa, en su biblioteca, sin estar presente en la entrevista ningún miembro del Colegio de Cardenales. Esta visita será el “modelo” para otra, un par de años más tarde, cuando – ¡en el día de Corpus Christi! – Pablo VI le dará la bienvenida con los brazos abiertos al húngaro Kadar, y apretará entre las suyas las ensangrentadas manos del verdugo de Budapest. Durante unos días se desató una furiosa polémica en el Vaticano.
“Finalmente la pesada mano del
sacerdote de Sotto il Montegolpeó para reducir a los más valientes
al silencio. El 20 de marzo 1963 Roncalli escribió: “La
claridad absoluta de mi lenguaje, primero públicamente y luego en mi
biblioteca particular, merece ser reconocida y no silenciada artificialmente.
Hay que decir que no hay necesidad de defender al Papa. Ya dije repetidamente a
Dell’Acqua y Samorè que se publicara la nota redactada
por el padre Kulic (el intérprete), único testigo de la
audiencia concedida aRada y Alexei Ajubei . La primera parte no se
refleja en esta nota y me desagrada “. Cuando un Papa escribe que una
cosa “le desagrada”, significa que le ha irritado terriblemente.
‘El 22 de noviembre de aquel
año, un francotirador en Dallas había puesto fin a la vida del
presidente Kennedy. Fue sucedido por Lyndon Johnson que
había tirado de las riendas bajando la velocidad del galope de su
predecesor, que corría vertiginosamente en el camino hacia una ilusoria y
peligrosa nueva política mundial. Y, puntualmente, después de la visita de los
familiares de Khrushchev a Roncalli, la “Pacem in Terris” y las elecciones
italianas, la CIA cruzará, como ha sido dicho, la Puerta de Bronce. Pero
Juan XXIII no se detiene. De hecho, el intento de EE.UU. de dar el
mordisco, tal que el caballo que que ha mordido la mano, irrita a
Roncalli y le hace dar velocidad en su carrera. Ahora quiere recibir también
a Nikita Khrushchev. La reunión se preparó con una serie de
contactos cubiertos por el secreto diplomático y con la más estricta reserva
del Vaticano. Los dos, hijos ambos de agricultores
deberán estrecharse las manos un día memorable de aquel verano de 1963. Una vez
más, una agencia de prensa alemana capta los rumores , y lanza al mundo la
noticia que suscita amplias reacciones no siempre positivas. El diario
romano “Il Tempo” escribirá a este propósito el 20 de marzo 1963 que “…
en los círculos del Vaticano algunos se preguntan con cierto asombro que quiere
decir el término” coexistencia táctica” con la que el agencia
alemana define el propósito de la reunión entre Juan XXIII y Nikita
Khrushchev. Pero hay que señalar que no es posible ninguna “táctica
común” entre el Vaticano y Rusia, sino que “la convivencia no es ni
táctica ni estratégica, sino simple reconocimiento de la existencia mutua que
puede o no ir acompañada de contactos entre las partes.“
‘ Y, siguiendo con el
mismo tema, la revista jesuita, “América” escribiría que no hay ningún
obstáculo, en principio, para el establecimiento de relaciones entre el
Vaticano y los soviéticos: “El Papa y sus asesores consideran, por el
contrario, agudamente la necesidad de la Iglesia universal, y los problemas
especiales de los países dominados por el comunismo “. Pero la muerte, acortó
los plazos de Juan XXIII, en su carrera contra el tiempo y sus frenéticos
programas. Aquella visita memorable fue el no va más. También lo fue
para Nikita Khrushchev que desde entonces consideraba que Roncalli había
sido un valioso instrumento para la expansión, “pacífica” del comunismo
en el mundo occidental. Tanto es así que en una entrevista con el periodista
estadounidense Drew Pearsoninmediatamente después de la firma del
acuerdo nuclear, el 29 de agosto 1963, publicada por el periódico de Dusseldorf,
“Mittag”, el primer ministro soviético se expresó de esta manera sobre
Roncalli: “El difunto Papa Juan era un hombre de quien se podría decir: “Él
había cogido el pulso de su tiempo. Sin duda fue más sabio que su
predecesor y comprendió la época en que vivimos “. Dicho por un jefe de Estado
soviético ¡no es poca cosa! Desde entonces la exaltación
revolucionaria tomó la antorcha de Roncalli. En el día de Jueves Santo, el 11
de abril de 1963, se publica su encíclica “Pacem in Terris“. La
encíclica papal fue una fortuna para el PCI. En las recámaras oscuras donde
ya se conocían algunas de las más candentes medidas del
documento, la leían de un tirón yexultaban de placer.
“En el Kremlin sin dar
crédito a los propios ojos, se lee el texto inmediatamente
traducido y distribuido por los directivos de”asuntos religiosos “. Roncalli a
partir de ese momento es el papa de los comunistas. El Partido Comunista
Italiano había impreso a sus expensas y distribuído millones de copias del
Capítulo V de la encíclica, que se dirige por primera vez en la historia de
estos documentos papales, no sólo al episcopado, el clero y los fieles de la
Iglesia de Roma, sino también a “todos los hombres de buena voluntad.” La Carta
Encíclica derribó el último bastión que separa el cristianismo del marxismo y
marca históricamente, el comienzo de la mezcla confusa de las dos doctrinas, y
el gran malentendido que socavará los cimientos de la Iglesia. La invitación al
diálogo es explícita en los puntos en los que la encíclica dice “… que los que
en algún momento de su vida en que no hay claridad en la Fe, o se
adhieren a opiniones erróneas, pueden ser un día iluminados y creer en la
verdad. Las reuniones y los acuerdos en los diversos sectores del orden
temporal entre los creyentes y los que no creen o no piensan
adecuadamente, adheridos al error, pueden ser la ocasión de
descubrir y honrar la verdad .
“Y el agudizamiento del peligro
marxista vibra y se hiergue allí donde el documento de Juan explica con suave
cordialidad que “… también hay que tener en cuenta que ni siquiera pueden
identificarse las falsas enseñanzas filosóficas sobre la naturaleza, el origen
y el destino del universo y del hombre, con los movimientos históricos con miras
económicas, sociales, culturales y políticas, incluso cuando estos
movimientos tengan su origen en aquellas doctrinas y de ellas extraen su
inspiración. Dado que las enseñanzas, una vez desarrolladas y
definidas, siguen siendo siempre las mismas; mientras que los dichos
movimientos, se ocupan de situaciones históricas en constante evolución,
ellos no dejan inevitablemente de sufrir sus influencias y por lo tanto
no pueden dejar de estar sujetos a cambios profundos “. Sin dejar de reconocer
el valor del marxismo en la medida en que ayuda a resolver los problemas de la
humanidad, Roncalli expresa inmediatamente después, donde escribe: “Además,
¿quién puede negar que esos movimientos, en la medida en que se ajusten a los
dictados de la razón son intérpretes de las justas aspiraciones de la
persona humana, sean positivos y merecedores de aprobación “De ello se
desprende, de inmediato, la explícita invitación a la reunión, el diálogo, a
la aceptación:” Por tanto, puede suceder que un enfoque o una reunión de
orden práctico, que ayer no se consideraba apropiada o
fructífera, hoy lo sea , o pueda llegar a serlo mañana.
“
En aquel tiempo, un sacerdote de la
parroquia escribía a la revista “Settimana del Clero”: “… los
comunistas se juntan en sus llamamientos y repiten con gran alegría:
“Vean ustedes , el Papa está con nosotros. Lo dijo en su última encíclica. ¿Es
que no sabéis que ha recibido al yerno y a la hija de Khrushchev y que hay paz
entre el cristianismo y el comunismo? .. Votad por nosotros que
respetaremos vuestros sentimientos “. A la salida de las iglesias, los
activistas comunistas, condescendientes, distribuían un folleto de este tenor:
“Católicos y comunistas: Ustedes pueden reencontrarse. Algo de gran
importancia está madurando en estos tiempos en la cabeza de la Iglesia
Católica. En numerosos discursos, y en especial con ocasión del Concilio
Ecuménico, el Papa Juan XXIII hizo hincapié en los siguientes
elementos:
1) la necesidad de un compromiso grande y sincero de todos para preservar
la paz, para establecer un clima de convivencia y entendimiento mutuo entre
todos los pueblos sin distinción de religión, tendencias ideológicas, estado
social, y
2) la necesidad de abandonar la vieja cruzada anticomunista, para superar
la era de las excomuniones con la búsqueda del diálogo ” en la misericordia en
lugar de la severidad” (como justamente ha dicho el Papa) que es el
camino de la humanidad para alejar de nuestras cabezas la amenaza de una
catástrofe nuclear, y
3) la orientación de no participar en la Iglesia directamente
en la competición política, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado,
cuando el Clero y la Acción Católica llegaron a identificar la religión
con una de las partes y también se utilizó el púlpito para pedir el voto de la
democracia cristiana.
Ajubei con el Papa
El nuevo espíritu que
anima a la Iglesia ha tenido confirmación en la cordial simpatía con la que en
los últimos días, en el Vaticano, el Papa recibió a uno de los máximos
dirigentes de la URSS, Alexei Ajubei. Aunque desde diferentes
posiciones ideológicas, católicos y comunistas pueden y deben unirse para
evitar la amenaza de una guerra nuclear, para establecer un nuevo clima de
distensión y progreso … La realidad de hoy en día, a su vez, es que la Iglesia
con los hechos , demuestra que los tiempos cambian y que ahora más que nunca es
posible superar lo antiguo para renovar el país con una sociedad
democrática y socialista. Camina con lo
“La trampa del “ comunismo
clerical “estaba, ahora, armada y presta bajo la batuta de los “ comunistas
de sacristía “, siempre dispuestos con el diálogo a tejer, en
constante búsqueda, la colaboración con los marxistas, empujados por el
complejo de inferioridad respecto de los “laicistas abiertos”, a
encerrar a democristianos y católicos en el círculo vicioso
de “frentismo”. Sólo por mencionar uno de miles de ejemplos que
prepararon el clima de “comunismo clerical ” en Vicenza, los jóvenes comunistas
colocaron carteles con el siguiente contenido:
“Las barreras del miedo y la desconfianza empiezan a caer. El alcalde católico de Florencia (La Pira) acoge con satisfacción al alcalde comunista de Moscú … En todo el mundo se desarollsn iniciativas para promover la causa de la distensión internacional … Juntos hoy. Nosotros jóvenes comunistas y católicos debemos actuar en interés de nuestro país y por la causa de la distensión internacional .., Frente a nosotros jóvenes comunistas y católicos se alza una gran responsabilidad … “.
“Y los dirigentes nacionales del PCI escribían, con la más viva claridad:
“Las barreras del miedo y la desconfianza empiezan a caer. El alcalde católico de Florencia (La Pira) acoge con satisfacción al alcalde comunista de Moscú … En todo el mundo se desarollsn iniciativas para promover la causa de la distensión internacional … Juntos hoy. Nosotros jóvenes comunistas y católicos debemos actuar en interés de nuestro país y por la causa de la distensión internacional .., Frente a nosotros jóvenes comunistas y católicos se alza una gran responsabilidad … “.
“Y los dirigentes nacionales del PCI escribían, con la más viva claridad:
Hay que entender que
cuando nuestro partido habla de una entente con los católicos, no lo hace
para entrar en polémicas, por razones puramente partidistas, sino porque de
esta entente tienen necesidad la clase obrera y el pueblo italiano, la causa de
la paz, la democracia y el socialismo … a fin de que podamos seguir adelante
con más fuerza y con mayor amplitud, nuestra acción unida. “
<
p>“Uno de los más
“duros”parlamentarios del PCI, Arturo Colombi, no dudó en
tomar la pluma, para escribir una exaltación de la ACLI, el sindicato católico,
con el cual se reunieron los activistas de la organización sindical
unitaria (comunista) para organizar y dirigir la lucha … “Estaban codo
con codo en las asambleas, organizadas en los Oratorios y en las Cámaras de Trabajo,
en los mítines … Ciertamente se han derribado muchos prejuicios de un lado y
del otro, y que una nueva atmósfera de confianza y fraternidad ha nacido en
medio del fuego del combate “. Para que la trampa a los católicos, en
perfecta sintonía con la política de Juan XXIII, funcionara de la manera más
efectiva y completa, el secretario del Partido Comunista, Togliatti salió
on esta declaración: “Queremos subrayar la gran importancia ideal y práctica
del reconocimiento explícito hecho por este Pontífice, de que la
paz, el entendimiento y la cooperación entre los pueblos puede y debe lograrse
incluso cuando partimos de posiciones diferentes y lejanas.” .La eliminación
operada de esta manera de los viejaos y engorrosos obstáculos para el
logro de la paz y la amistad entre todos los hombres, fueun servicio
inestimable a toda la humanidad y que todos deben reconocer agradecidos a la
labor de este Pontífice iluminado “. Palabras cualificadas, dichas
con los tiempos calculados por el viejo zorro comunista pero que
también no dudó en escribir, revelando sus verdaderas creencias en su obra
“Momentos de la historia de Italia“, en relación con la
cooperación entre el Estado laico y la Iglesia Católica, lo siguiente:
” Consciente del nuevo
peligro real que amenaza a la sociedad capitalista, del peligro de la rebelión
de las masas trabajadoras, la Iglesia católica, después de absorber una parte
del método liberal, asimila una parte del método socialista y se coloca … en el
terreno de la organización de las masas trabajadoras, de las mutuas,
de la defensa económica, del mejoramiento social … En este nuevo
plano no sólo las relaciones entre el Estado y la Iglesia se configuran en
nuevas formas, sino se definen la forma y funciones de la Iglesia y el papado
como fuerzas luchando por la defensa del sistema capitalista, bien en la
vanguardia, bien como reserva, o bien con una táctica, o con otra,
dependiendo de las circunstancias y de la situación particular internacional y
de cada país, ahora bajo una faz democrática, ahora
mostrando abiertamente su cara reaccionaria. Esto, hoy en día, es el
verdadero poder temporal de los Papas “.
“Diecisiete días después de la
promulgación de la encíclica aplaudida por los marxistas, se celebraron
elecciones en Italia. La respuesta inequívoca a la “Pacem in Terris”, fue el
aumento de un millón de votos para el Partido Comunista, con respecto a
las elecciones de hace cinco años. “
“La distensión llevada a cabo
con el Este, la audiencia de Ajubei en el Vaticano, la “Pacem in Terris”
diecisiete días antes de las elecciones políticas en Italia: fueron tres
golpes del formidable martillo de la escalada roncalliana
que lanzaban la salva del nuevo equilibrio político italiano que
repercutió en Europa, igual que un trueno largo, fragoroso , presagia
anticipadamente la tormenta. ¿Cómo no pensar en un programa preciso
ensayado y acordado en sus más pequeños detalles? Ese primer resultado,
un millón de votos “regalados” con una hermosa bendición a los representantes
oficiales de ateísmo, junto con la encíclica serían la llave para abrir
la puerta de la ciudadela cristiana inviolable a la penetración de
los impíos, habrá abierto los ojos a los que todavía se engañan a sí mismos. A
aquellos que todavía se niegan a pensar y creer en un programa de subversión
gradual y rápido. Hecho a golpes de mano. Diferentes unos de otros. Sin
embargo, todos dirigidos hacia el mismo objetivo. La transformación de la
Iglesia en un organismo esencialmente sociológico, de acuerdo con las
teorías sociológicas y antropológicas más avanzados de la actualidad. Cuando se
supo el resultado de esas elecciones, una multitud de gente vociferante
ondeando banderas rojas invadió la Plaza de San Pedro victoreando a Juan XXIII.
Se había pasado una página de la historia con gran estruendo como
un gélido vendaval . Los guardias suizos miraban, inmóviles, como desde hace
siglos, la fachada del Vaticano, mientras que la columnata de piedra de Bernini
acogía el ronco clamor de la multitud. Pero esa noche el significado de
su servicio fue repentinamente cancelado. Detrás de sus alabardas, en realidad,
la antigua Iglesia y la Tradición habían ya no existían.
Desde aquella tarde habían abandonado para siempre, como
huéspedes mal recibidos, sus habitaciones en el pequeño estado.
“Alrededor de nueve meses antes
de estos acontecimientos, el Papa había sido atacado por el mal que le llevaría
a la tumba. El jefe médico y los médicos que lo asisten, a una pregunta precisa
de Roncalli habían respondido que sólo le quedaba, más o menos, un año de vida.
El anuncio de la muerte sorprende a
Juan XXIII. El hecho es que ya algunos meses después de ese anuncio, el
muy extrovertido Papa se vuelve para aquellos que viven y trabajan cerca
de él, más silencioso, a veces como perdido en sus pensamientos. Los
acontecimientos inmediatos puestos en marcha por su voluntad
revolucionaria, se precipitan en su entorno. La fuerza desatada por su política
, por el sólo poder de la inercia, se acelera cada vez más, lo que interfiere
con los programas, y transtorna los trazos de la política
europea establecida desde hacía más de treinta años después de la guerra,
con un diseño paciente y a veces atormentado. La cuenta atrás que día tras día
le aproxima al último viaje hace que Roncalli despierte del sueño de toda
su vida y la realidad surgida de sus manos de agricultor y de inflexible
renovador, ahora le hace temblar y quizás le deja helado. Alguien de
los que le rodean me dijo que el Papa, a veces lloraba en secreto. Y que
se volvió taciturnoo. Pero ahora Roncalli , como dice el refrán oriental,
está a caballo de un tigre, que, contra su voluntad, lo arrastra hacia
adelante, sordo a sus posibles quejas. En los últimos meses de vida, el mal
le agarra la garganta. Todos nos dábamos cuenta a su alrededor. Está
ausente. Deshecho. . Sin embargo, los comunistas continuaban utilizando
al Papa convertido ya en un títere, en sus manos.
“El últimao ” trago
amargo”del sacerdote de Sotto il Monte que tendrá que beber en
nombre del marxismo italiano e internacional sólo veinte cinco días
antes de su muerte, es aquella torva invención de la propaganda de la
izquierda, el Premio Balzan de la paz. Roncalli ahora no
quiere saber nada. Trata de rechazarlo con el pretexto, por otra parte
totalmente verdadero, de su enfermedad que le ha llevado hasta el
umbral de la muerte. Pero todo el aparato creado y amado por él, que se respira
en su entorno, perfectamente pensado y sincronizado, todo el
aparato que sirve comunismo internacional, la masonería, el progresismo,
y que ya tiene listo en su manga, el nuevo papa, Montini, le hace
violencia con la sonrisa en los labios. Le sacan literalmente de la cama.
Vestido con vestiduras papales, llevado a brazos a la Capilla Sixtina, porque
hacerlo bajar por sí mismo a San Pedro, en esas condiciones, sería
matarlo.
“Aquella mañana, viernes, 10 de
mayo, fue intimidado por el servicio y acompañado cual condenado,
esta era mi precisa impresión, por la Guardia Noble y todo el fastuoso séquito
de la Corte. Estaba pálido y desencajado por el mal. Miraba al
vacío. Una vez sentado en el trono, tembló con un largo escalofrío. Pero
había otros alrededor de ese trono, que sonreían por él. Estaban los
representantes de aquél premio con el dinero de los muertos tras la
cortina roja, en 1945, estaba el tétrico Monseñor
Capovilla, con sus dientes brillando bajo de sus anteojos
fúnebres, que sonreía a los fotógrafos en el lugar del Papa .
Que cuando regresó a su habitación ya no quiso ver a nadie más. Fuera de la
habitación del lecho, que en pocos días sería visitado por el Ángel de la
muerte, un mar de papel impreso sumergiría el mundo, publicando a los cuatro
vientos el evento. Una vez más, la última, Angelo Giuseppe Roncalli,
Juan XXIII, el Papa de los comunistas, había sido un instrumento valioso
y poderoso en manos de expertos titiriteros marxistas.
“Sin duda, a punto de morir,
Roncalli tuvo un arrepentimiento ... Antes de tomar su último
aliento, susurraba palabra tras palabra profesando su fe en la religión
católica, y tuvo la fuerza y la lucidez para dar su versión, dramática,
en el momento de su muerte con estas palabras: “Muero sacrificado como el
Cordero.” Ninguno de sus predecesores, en su lecho de muerte, había tenido
a bien expresar en voz alta la profesión de fe, cosa singular al menos en
un pontífice, cabeza de la Iglesia Católica y Vicario de Cristo en la tierra. Y
luego, aquello de que “muero sacrificado como el Cordero.” ¿A qué
se refería el moribundo Roncalli? La respuesta estaba fuera, en el PCI que
esperaba su muerte con las fauces abiertas. Agarró la presa con
avidez famélica y la hizo suya. En Sicilia, donde discurría la campaña
para las “regionales”, se ordenó la suspensión de los comicios de
los partidos como señal del “duelo”; en las fábricas, las
comisiones internas decretaron la parada del trabajo durante unos
minutos, para recordar al Papa Juan XXIII; en Livorno los obreros fueron
llevados en grupo al puerto marítimo para que vieran que un carguero soviético
allí amarrado había alzado la bandera roja a media asta por la
muerte del Papa; en Génova y en otras grandes ciudades, los trabajadores,
los militantes comunistas iban de casa en casa para distribuir volantes y fotocopias
en las que se decía que “la inmensa obra por la paz de Juan XXIII
corría un gran peligros por el empuje del capitalismo hacia la guerra”, y
destacando que la labor del Papa no fue fácil porque “no se salvó de ataques
más o menos velados, incluso de .. la jerarquía eclesiástica, que
se oponían a la distensión, porque iría en contra de su política
ideológica. ” “Ni siquiera por la muerte de Joseph Stalin las
rotativas del PCI funcionaron tanto como por la de Juan XXIII. Había
llegado la hora de de hacer el “milagro”. Ahora funcionaban día y
noche para construir, toneladas tras tonelada de papel impreso, elmito
de Angelo Giuseppe Roncalli, el Papa de los marxistas. A toda prisa, el
Vaticano dio comienzo al proceso de beatificación del Papa
recién fallecido “He aquí el Papa de los marxistas y los masones”.
Conclusión para gente de poca
memoria:
” Hablando de la
peligrosidad de las ideas e iniciativas de Juan XXIII, el más famoso
vaticanista italiano, el conde Fabrizio Romano Sarazani, sobre el
pontificado de Juan XXIII y sus consecuencias, dice: “… la huella dejada por
Roncalli en la historia de la humanidad es muy superior a la dejada por Lenin y
Stalin. De hecho, si aquellos han eliminado unos cuantos millones de
vidas, Juan XXIII ha liquidado dos mil años de Iglesia Católica. “
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se permiten los comentarios anónimos sin necesidad de cuenta, los mensajes con groserías, apologia de ideas contrarias a las mias o brutalidades no se publicaran, no obstante ello de ser interesantes serán editados y publicados con la advertencia de que han sido modificados.